Puerto Rico

El teatro nacional puertorriqueño, debe orientar sus raíces primarias en el pasado histórico, en una cultura marcada por la influencia española principalmente en el siglo XIX. Las corrientes literarias extranjeras que llegaban a la isla, eran asimiladas por escritores del momento, que al utilizarlas, trataban de expresar su sentir patrio, su amor a patria, a la libertad. Surgen como figuras principales al calor de las corrientes mencionadas, Salvador Brau, Alejandro Tapia y Rivera, Ramón Méndez Quiñónez. Cada uno en su estilo, con sus aportaciones al drama, va sentando las bases para el teatro cultural puertorriqueño. Las obras de Brau, Tapia y Méndez Quiñónez han quedado para la posteridad con sus fallas y sus virtudes, sus enfoques para la vida de aquellos momentos y sus temas de patria, honor o amor. Los canones españoles y europeos que sirven de ejemplo después del traspaso de 1898, son adaptados poco a poco a las necesidades e intereses de los escritores que buscan un camino para su propia expresión. Cabe mencionar junto a los anteriores a dos mujeres: Carmen Hernández Araujo y María Benítez, aunque no hayan alcanzado en el campo de las letras la prominencia que ellos tres lograron. Un estudio del teatro puertorriqueño marca una repetición con variantes de la situación del siglo XIX. En el aspecto de producción hay innumerables compañías de teatro español que hacen plaza en Puerto Rico, junto a las producciones de obras nativas y extranjeras representadas por actores aficionados tanto en la capital como en las ciudades más importantes de la isla. La lista de escritores que cultivan el teatro es extensa; entre ellos cabe mencionar a José Pérez Losada, Rafael Martínez Alvarez, José E. Levis, Matías González, Juan B. Huyke, Antonio Coll, Luis Llorens, Nemesio R. Canals, Carlos N. Carrera y José Ramírez.Como fuerza motriz en esas décadas está el Ateneo Puertorriqueño con sus certámenes de teatro, obras como Gritos de angustia y por mi tierra y por mi dama de Matías González, son productos de esa gestión cultural. Es el Ateneo el que ayuda a mantener vivo el movimiento teatral en la isla, tanto en los principios como en el florecer. No se puede hablar del desarrollo del teatro sino se le menciona, a través de sus certámenes, de sus cursillos, representaciones, siempre se mantuvo a la vanguardia desarrollando e influyendo en una conciencia y cultura teatral. Al Ateneo se unen diferentes agrupaciones en busca de mayor efectividad, así, Francisco Arrivi en un artículo sobre El antiguo San Juan y el Teatro Tapia alude al hecho de que Don Gustavo Jiménez Sicardo –funde al Club Dramático del Casino de Puerto Rico con los concursos dramatúrgicos del Ateneo puertorriqueño-. El casino de Puerto Rico habrá de colaborar con las actividades teatrales que entre los años 1931 y 1934 llevaban a cabo en la Universidad de Puerto Rico profesores como Manolo García Díaz, Margot Arce, Rubén del Rosario. Por la década del 30 la actitud hacia el teatro va tomando nuevos giros. En la temática se trata de profundizar en la problemática del hombre puertorriqueño, en la técnica, se utilizan nuevas ideas y conceptos de montaje que han ido llegando a través del estudio de las producciones europeas y norteamericanas. Areyto marca el inicio de una nueva actividad y actitud teatral, se extiende hasta 1941, aunque su influencia ha de perdurara a través de los años mediante la labor individual o colectiva de los que llevan a cabo la empresa inicial.La fundación del Teatro Universitario en 1941 por Leopoldo Santiago Lavandero, constituye uno de los sucesos de mayor importancia en el desarrollo del teatro puertorriqueño. El Teatro Universitario será la base donde se forjen los profesionales del mañana. Su labor es doble: prepara actores, técnicos diseñadores y es a la vez la única fuente a donde van los amantes del teatro a saciar sus ansiedades teatrales. Hace posible la ampliación de la conciencia de estilos teatrales por medio de producción antológica, dirigida sucesivamente por Santiago Lavandero, Angel F. Rivera, Nilda González, Ludwuing Schajowicz, Carlos Marichal, etc. La labor del Teatro Universitario, el Teatro Rodante y la Comedia Universitaria es de todas conocidas. Corre a la par con agrupaciones que surgen y funcionan esporádicamente como la Sociedad General de Actores (1943), Tinglado Universitario (1945), Teatro Nuestro (1950), y Teatro Experimental del Ateneo (1951), entre otros.En 1956 se crea el Instituto de Cultura de Puerto Rico. A través de su primera junta se prepara un proyecto cultural cuyas ideas principales se materializan en 1958 con el Primer Festival de Teatro Puertorriqueño. En el se presentan obras de Manuel Mendéz, Emilio S. Belaval, Francisco Arrivi y René Márquez, Nilda González, entre otros. Estos festivales se extendieron a toda la isla en especial Ponce y Mayagüez; lo cual ha sido factor determinante en el florecimiento de numerosas compañías teatrales a las cuales subsidia. Desde el primer festival, han surgido numerosas compañías: Producciones Cisne, Alta escena, Comedia puertorriqueña, El Bohío, Yukayeke, Compañía Teatral Ponceña.Hoy se cuenta con una infraestructura cultural que propician el desarrollo de este arte, influenciado por las nuevas corrientes y etilos artísticos de las nuevas generaciones, además de heredar el despliegue de las vanguardias que les antecedieron y que marcaron pautas en la actividad cultural de la isla. Variados son los temas y privilegiadas las obras que han sido seleccionadas para ser representadas. El teatro ha cambiado mucho en estos últimos años, pero no cabe duda que sus raíces han incidido en el nuevo quehacer, un intento a lograr nuevas expresiones, más innovadoras del arte criollo.