Cuba

La religiosidad en la sociedad cubana ha atravesado por diferentes momentos de gran incidencia en la vida social. En las crisis económica, se han producido reactivamientos religiosos, como los ocurridos durante las guerras independentistas, la represión de dictaduras durante la seudo-republica y en el llamado "período especial" posterior al derrumbe del campo socialista. La religiosidad predominante del cubano no se identifica con ninguna de las expresiones organizadas en la Isla, sino más bien disfruta de una heterogeneidad en la que muchas veces aparecen imbricadas algunas o la mayoría de ellas. Así, confluyen en el país, prácticas católicas, protestantes, hebreas y diversas manifestaciones de religiosas de origen africano entre las cuales se destacan la Regla Osha, la Regla Conga, la Sociedad Secreta Abakuá, el espiritismo en sus diferentes variantes, el vodú, entre otras. Por tanto, el cristianismo o las creencias sincréticas, por mencionar las más importantes, no han logrado tipificar la religiosidad de la sociedad cubana, lo que obedece a un complejo conjunto de factores históricos, culturales, organizativos, pastorales y sociopolíticos. Las membresías regulares de instituciones cristianas en conjunto no sobrepasan un por ciento reducido de la población, aunque los seguidores de las expresiones de origen africano y del espiritismo tal vez sean algo más numerosos. Un rasgo distintivo de las prácticas en el país, es el culto que se le rinde a la virgen de la Caridad del Cobre, patrona de Cuba, el 8 de septiembre y a san Lázaro, el 17 de diciembre. En estas fechas se reúnen miles de miles de adeptos a venerarlos de las más diversas formas y a partir de diferentes fundamentos religiosos. Sin lugar a dudas, el mestizaje étnico que caracteriza la nación cubana se ve reflejado en los comportamientos religiosos del pueblo cubano que fluctúa en general de un culto a otro sin transgredir su propia filosofía.