Cristóbal Colón en su viaje por América pasó frente a Anguila en 1493 pero no llegó a tocar tierra en la isla.
Se encuentra al noreste de la ciudad de Siguatepeque (Comayagua), y a inmediaciones de la comunidad de Taulabé. Forma parte del rico sistema cavernario de la cuenca del Lago de Yojoa. Consideradas monumento natural, las Cuevas de Taulabé deben su nombre a la deformación de la voz indígena "taulepa" de parte de los cronistas españoles, el significado de la misma es "el lugar de los dioses jaguares", interesante alusión a la importancia mítico-religiosa que los pueblos prehispánicos de Mesoamérica le otorgaban a las cuevas, como la entrada al inframundo; por esta circunstancia las cuevas se constituyeron en lugar de depósito de ricas ofrendas cerámicas y lapidarias que debido a la humedad y temperatura estables de las mismas, se han conservado hasta nuestros días en magnífico estado. Estas cuevas forman un conjunto laberíntico producto de la disolución del manto rocoso calizo por acción del agua. Se desconoce la extensión real de este sistema, y se han habilitado los primeros 100 mts para su visita a través de un sendero acondicionado con pasamanos e iluminación. En esta sección es posible observar las estalactitas y estalagmitas producto de la acción de goteo a través de millones de años; la más famosa de estas formaciones es la conocida localmente como "Ala de Ángel", estalactita de más de 3 mts de longitud y 4 toneladas de peso que parece flotar muy cerca del techo de la cueva. Una visita a estas cavernas también es una buena oportunidad para observar de cerca la biología propia de estos ecosistemas faltos de luz, destacando la presencia de colonias de murciélagos e insectos con adaptaciones al mundo de las tinieblas.
Cristóbal Colón en su viaje por América pasó frente a Anguila en 1493 pero no llegó a tocar tierra en la isla.