No. 1 Métodos de Formación

   
 
Introducción
Métodos de formación
Bibliografía
Biografía del autor
Jorge Collantes Núñez.
Entrevista
A Jesús Felipe Gallego,
Director General de ASEHS-AIDETUR.
La hora de la calidad

Métodos de Formación

Etimologicamente un método es un camino para llegar a un fin. El método se contrapone al azar, ya que es ante todo un orden concretado en un conjunto de reglas. Se tiene un método, también de enseñanza. cuando se sigue un camino para alcanzar una meta propuesta de antemano como tal.

Un método de enseñanza supone, por tanto, unos objetivos, seleccionados, clasificados y secuenciados por medio de alguna estrategia conocida, ya que cada tipo de meta va a exigir un método de enseñanza diferente; aunque hay que tener en cuenta que, cualidad se pretenden unos, se suelen alcanzar varios, por lo que es difícil compartimentarlos.

La identificación de la capacidad y el contenido, como componentes de un objetivo al que clasifican como Conocimiento Declarativo o Procedimental, como Comprensión, Aplicación, Análisis, Síntesis o Valoración-, no es un elemento meramente formal; sino que añade una dimensión sustancial, indispensable no sólo para poder evaluarlo, también para seleccionar las estrategias de enseñanza adecuadas con el fin de facilitar su aprendizaje.

A pesar de la larga existencia de instituciones educativas, los intentos de teorizar la enseñanza son bastante recientes, sin que hasta el momento se haya establecido una teoría definitiva. Entre las dificultades para formularla, Beatty (1965: 114) apunta la siguiente: Cuando pasamos de las teorías del aprendizaje a los métodos de enseñanza, pasamos de la ciencia a algo que es una mezcla de razonamiento científico y valores extracientíficos. Una teoría es neutral y se puede utilizar para alcanzar cualquier fin, bueno o malo. Los métodos de enseñanza no son neutrales. Pueden ser desde autoritarios hasta participativos, porque tratan de controlar las conductas y controlarlas para algún fin.

Este enfoque lo había popularizado Bruner en los años 60, al afirmar que las teorías de aprendizaje deben ser descriptivas y los métodos de enseñanza, prescriptivos. Durante mucho tiempo nadie contradijo esta afinación, apoyada en el escaso interés de los profesores por los planteamientos teóricos: su trabajo diario les mantiene lo suficientemente ocupados para que les quede tiempo de preocuparse de problemas excesivamente teóricos. Las teorías educativas para los profesores no son un fin en sí mismas, sino que su razón de ser es su aplicación práctica.

Recientemente, hay autores que defienden, por el contrario, que tanto las teorías de enseñanza como las de aprendizaje pueden ser descriptivas y prescriptivas; ya que la subjetividad debiera introducirse a la hora de seleccionar y usar, más que a la hora de formularlas. La teoría de enseñanza describe los efectos de una determinada estrategia en cada situación, y las prescripciones proporcionan los criterios de selección, es decir, cuándo se debe utilizar una determinada estrategia para lograr unos resultados en una situación concreta.

En esta línea, empiezan a proliferar teorías de enseñanza que presentan formulaciones sobre los efectos educativos de cada método, para dejar en manos de los profesores el tornar decisiones con objeto de seleccionar y "prescribir" los métodos adecuados para cada contexto educativo. Pero no está probado que existan estrategias de enseñanza generales eficaces ya que en muchos casos no es posible traducirlas a las variables de un problema concreto, por lo que resultan inoperantes en campos específicos. Tampoco está probado que las estrategias de enseñanza disponibles cubran el campo total de la inteligencia: quedan muchos procesos sin explicar; por ejemplo, estrategias creativas y de resolución de problemas. A esto se añade el hecho de que la existencia de diferentes tipos de inteligencia y la variedad de materias y objetivos educativos inducen a pensar que necesitamos principios instruccionales para cada contexto instructivo. Por esto algunos autores se inclinan, preferente o exclusivamente, por las estrategias específicas, que son directamente aplicables en los correspondientes campos del saber.

Los últimos estudios, sin embargo, parecen indicar que las estrategias de enseñanza, sin ser generales, se pueden reducir a pocas categorías, a veces disfrazadas con términos distintos, en las que se identifican vestigios de teorías de aprendizaje que inicialmente eran competidoras, tales como el conductismo, el cognitivismo y las teorías eclécticas.

Hay que tener en cuenta también que unos profesores no toleran actuar a partir de técnicas aprendidas y que otros, en su afán por ir directamente a la solución de sus problemas, desean recetas simples que les resuelvan inmediatamente alguno acuciante. La consecuencia es que muchos profesores pueden experimenta dificultades cuando intentan aplicar las estrategias recomendadas por una teoría de enseñanza, llegando a rechazarla a causa de la complejidad de sus excesivo detalles. Para superar estas dificultades, conviene tener en cuenta que pueden se) más un indicador de las complejidades innatas de la formacion, que de que las teorías se preocupan de minucias de gabinete.

Cuando un profesor se enfrenta con el problema de tener que facilitar un cambio (aprendizaje=cambio) en sus alumnos, es difícil que encuentre criterios explícitos para seleccionar una única estrategia de enseñanza. Todo método de enseñanza debe adecuarse a la forma en que los alumnos aprenden, pero se sabe que las diferencias individuales relativas al aprendizaje interactúan con los diferentes métodos de enseñanza, de tal forma que lo que funciona bien con un alumno puede no valer con otro cuya aptitud y estilo sean diferentes. Por ello, aunque al profesor novel le resulte más fácil empezar por una metodología concreta y reducida, las soluciones para el profesor con cierta experiencia se orientan, con un eclecticismo sistemático, a dominar varios métodos para compensar con sus estrategias los diferentes estilos de aprendizaje, enseñando la misma información de varias maneras, con la esperanza de que alguna de ellas se adecue a la forma de aprender de sus alumnos.

En este sentido Norcross (1985), citando a Maslow, advierte: Si sólo se dispone de un martillo, trataremos todo como si fueran clavos, y Reigeluth (1983: 474) aconseja: No deben concebirse las diferentes perspectivas didácticas como competidoras unas contra otras. En todos los planteamientos hay alguna verdad, cada uno proporciona una visión parcial del mundo real de la formacion, a manera semejante que cada ventana proporciona una comprensión parcial de cómo es el interior de la casa. Algunas teorías miran a la misma habitación a través de diferentes ventanas (es decir, desde diferentes perspectivas teóricas) mientras que otras miran a diferentes habitaciones (es decir, a diferentes objetivos). Es preciso reconocer que hay diferentes habitaciones en la casa y que es útil, si no esencial, que miremos a través de más de una ventana de cada habitación para saber cómo es y así poder llegar a todas.

En resumen, un método de enseñanza es un plan de acción, o conjunto decisiones, que en primera instancia toma el profesor, respecto a la organización de los materiales y a las actividades que se proponen a los alumnos, para facilitarles llegar a una meta. La mayoría de los métodos son descripciones de las prácticas contrastadas de grandes maestros. Estas descripciones se puede convertir, para los profesores menos experimentados, en prescripciones avaladas por las teorías de aprendizaje.

 

Tips

La isla más grande rodeada de agua dulce es la Ilha de Marajó, con 48.000 kim2, ubicada en la desembocadura del río Amazonas en Brasil.