Cuba

Aunque la primera cinta filmada en Cuba, "Simulacro de un incendio", data de 1897, y durante el período republicano se rodaron más de ochenta largometrajes de ficción, no es hasta el triunfo de la revolución que se sientan las bases para desarrollar la industria del cine cubano. La fundación en 1959 del Instituto Cubano de Arte e Industria Cinematográficos (ICAIC), significó un cambio radical para los creadores de la imagen. En 1960 se fundó la revista Cine cubano, auspiciada por el ICAIC, que desarrolló una labor vital en la divulgación de la actividad teórica y creativa. Aparecía una nueva mirada hacia la sociedad cubana, a partir de la óptica de realizadores comprometidos con el proceso revolucionario. Por primera vez, el cine cubano, inserto en lo que se llamaría Nuevo Cine Latinoamericano, rompía esquemas y proponía una manera de verse y asumirse con orgullo, como parte de un continente pródigo. Durante la década del '60, el cine cubano vio nacer obras antológicas como "Memorias del Subdesarrollo" (1968) –considerada entre las mejores 100 películas del mundo, "La muerte de un burócrata" (1966) o "Lucía" (1970). Realizadores como Tomás Gutiérrez Alea, Julio García Espinosa, Humberto Solás, Manuel Octavio Gómez, Pastor Vega, entre otros, aportaron obras de trascendental valor a la filmografía cubana de los años 60 y 70. El cine de los ochenta replanteó algunas cuestiones que manifiestan una voluntad reflexiva y problematizadora en estrecha articulación con la sociedad, síntoma común en todas las expresiones artísticas de ese momento. De esta década son grandes películas como "Papeles secundarios" (1989) y "Clandestinos" (1987), de Orlando Rojas; "La bella del Alambra" (1989), de Enrique Pineda Barnet; "Cecilia" (1981) y "Un hombre de éxito" (1985), de Humberto Solás; "Una novia para David" (1987), de Fernando Pérez; y "Plaff" (1989) de Juan Carlos Tabío. Se estrena también, con gran éxito, el largometaje de dibujos animados "Vampiros en La Habana" (1985), dirigido por Juan Padrón. En el panorama de la cinematografía de los noventa, aparecen obras de cineastas como Fernando Pérez, Daniel Díaz Torres, Sergio Giral; Humberto Solás, Enrique Alvárez y Arturo Soto, quienes a través de diferentes códigos y recurriendo a disímiles temas expresan la realidad cubana. La película “Fresa y Chocolate” (1993) de Tomás Gutiérrez Alea y Juan Carlos Tabío, basada en el relato del escritor Senel Paz, ganó en 1990 el Premio Juan Rulfo que otorga anualmente Radio France International. Poco más tarde se convirtió en un filme de éxito, laureado en el Festival de Berlín y nominada al premio Oscar como mejor película extranjera. "Fresa y Chocolate" logró que Cuba pudiera penetrar al mercado cinematográfico mundial. Por su parte, desde 1979, cada año en el mes de diciembre se celebra en la capital cubana el Festival del Nuevo Cine Latinoamericano, uno de los encuentros de cine más importantes de la actualidad. De igual forma, anualmente tienen lugar el Festival de Documentales "Santiago Álvarez In Memoriam" en Santiago de Cuba, el Almacén de la Imagen, en Camagüey, el Festival de Cine Pobre, así como otros encuentros organizados por los Cine Club del país. Complementan el desarrollo de las Arte Visuales cubanas, el Instituto Superior de Arte (ISA) donde se pueden estudiar diferentes especialidades relacionadas con la creación y la Escuela Internacional de Cine, Televisión y Video de San Antonio de los Baños, auspiciada por la Fundación del Nuevo Cine Latinoamericano y con el apoyo de Gabriel García Márquez, en la cual estudian cientos de jóvenes del Tercer Mundo, muchos de los cuales ya exhiben excelentes frutos en el mundo cinematográfico. Cuba posee además una Cinemateca, creada por el ICAIC en 1961, que es la única de su tipo en el Caribe y una de las más importantes de América. Almacena un valioso archivo histórico fílmico tanto nacional, como latinoamericano e internacional.