La mayoría de los grupos indígenas utilizaron para construir sus viviendas materiales muy frágiles como madera y fibras vegetales unidas con hojas de palma por lo que no existen construcciones precolombinas que hayan sobrevivido al tiempo. El mejor ejemplo de esta arquitectura precolombina es la Ciudad Perdida, el antiguo centro de los indios Tayrona en la Sierra Nevada de Santa Marta. Gran parte de las viviendas han desaparecido, pero permanecen las estructuras de piedra y una red de terrazas y escaleras. A la llegada de los españoles, se intridujo el ladrillo y el azulejo para la edificación de las nuevas ciudades coloniales. Las primeras casas fueron construidas al estilo andaluz, pintadas de blanco con dos pisos, patios centrales y balcones. Las primeras iglesias fueron pequeñas y modestas, pero en los períodos posteriores se hicieron majestuosas, de dimensiones monumentales y decoradas en su interior. Hasta el siglo XIX predominó la arquitectura al estilo español, aunque también se aprecian influencias italianas, francesas o inglesas. La arquitectura moderna llegó después de la Segunda Guerra Mundial, con un estilo que se impuso de manera rápida en la década de los años sesenta y el mejor ejemplos se puede ver en las ciudades de Bogotá y Medellín.
