One of the shopping streets in Phillipsburg is known as Little Switzerland.
Por Caribe Insider
El Casabe, también llamado pan de los aborígenes, es un alimento precolombino y cuenta con suficientes valores culturales, históricos y gastronómicos, que lo reconocen como plato típico de países del Caribe, y bien que pudiera ser declarado patrimonio inmaterial de la humanidad, un reclamo de larga data.
En ese empeño se ha generado un fuerte movimiento investigativo que se articula en torno al casabe y en el cual han estado involucrados numerosas personas y defensores de estas gustadas tortas que sobreviven a la competencia de la comida chatarra actual. Entre esas personalidades han estado la dominicana Esperanza Lithgow y la embajadora Rosa María Nadal, de conjunto con unos 25 chefs que elaboraron diversas recetas de cómo hacer el casabe con el fin de publicarlas en un libro.
Vale recordar que el Ministerio de Cultura de República Dominicana ha tenido un rol importante al elevar la petición ante la UNESCO, conjuntamente con Cuba, para declarar el casabe Patrimonio Inmaterial de la Humanidad. Precisamente, con la rúbrica el jueves 18 de marzo de un convenio entre el Ministerio de Cultura y la Academia Dominicana de Gastronomía (ADG) se potencian y fortalecen los vínculos de apoyo y colaboración.
El casabe se elabora a base de harina de yuca agria, a la que los indios le extraían el tóxico presionando la raíz después de rayarla hasta convertirla en una masa arenosa, la que juntaban con las manos y cocinaban a altas temperaturas en una plancha llamada burén.
Constituyó un alimento esencial para los tainos que pudieron expandirse por el Caribe insular y después de la conquista y colonización española llegó a la península de la mano de los navegantes que tuvieron en el casabe una provisión imprescindible en los barcos cuando hacían las travesías.
En islas del Caribe, este alimento tan peculiar no ha perdido su vigencia en la mesa, si bien se produce de manera artesanal por familias o grupos familiares donde se acendra la tradición por centurias, siguen conociéndolo las nuevas generaciones e incorporándolo a la mesa.
Se le aprecia mucho como acompañante en festividades de Navidad y Fin de año como inseparable compañero del puerco asado, aunque en días normales también se consume en desayunos, almuerzos y cenas.
La solicitud de salvar y promover el casabe se vincula también con el propósito del movimiento internacional Slow Food, fundado en Roma en 1989, que incentiva la alimentación natural y la salvaguarda de los saberes ancestrales, como bases de la seguridad alimentaria en las naciones.
El casabe bien que merece ser declarado Patrimonio Inmaterial de la Humanidad.
One of the shopping streets in Phillipsburg is known as Little Switzerland.