Dominican Rep.

El teatro de la República Dominicana brilla espléndidamente en el siglo XX, pero retomando sus inicios, durante el período colonial, este se practicaba como diversión favorita de los vecinos de la ciudad de Santo Domingo, para lo cual se representaban obras importadas de España y entremeses y comedias escritas por nativos del país. La historia se remonta al célebre entremés de Cristóbal de Llerena, representada en 1588, pues toda obra de género, desgraciadamente se ha perdido y sólo debido a la feliz circunstancia de la ola de protesta que su sátira despertó se debe que se conozca hoy el dicho entremés. Durante el período francés, que se inicia en 1803, se habilitó para teatro la vieja iglesia de Regina Angelorum, donde el gobierno del General Fernand se preocupó por montar funciones teatrales, cosa de la cual hay noticias muy preciosas. El pequeño grupo creado entonces, pecaba bastante por la incompetencia de sus elementos, todos los actores no eran de fuerza y la mediocridad alejó al público que se negó a dar su dinero. Aunque se continúo haciendo teatro no vuelven a representarse obras teatrales en Santo Domingo hasta 1843. El padre del teatro dominicano al igual que de muchas actividades culturales puede decirse que es Félix María del Monte, el primer dominicano independiente que se embarca en esta empresa. Escribió mucho y aunque no hay gran calidad literaria en sus dramas si se destaca por su gran orden histórico. Entre sus obras hay cuatro dramas de temas exóticos: El mendigo de la catedral de León, El vals de Strauss, El premio de los pichones, y el último abencerraje; una tragedia nacional: Antonio Duvergé o las víctimas del 11 de abril 1856, entre otras. Todas estas obras escritas a versos de factura romántica y que posiblemente era Francia y no España quien intervenía en el gusto dramático de Del Monte, se le debe también la zarzuela Ozema o la Virgen indiana. Detrás de Del Monte viene Javier Angulo Guridi, quien en los años subsiguientes a la restauración dio gran impulso a la literatura dramática. En 1867 escribió su drama Iguaniona, una tragedia indígena en versos, también de factura romántica. Los versos románticos de Angulo no alcanzan a darle la suficiente fuerza dramática a la tragedia, pero aún así constituyen una grata lectura. Otros intelectuales que se aventuraron en el género dramático fueron: Manuel de Jesús Rodríguez, Cesar Nicolás Pensón, tiene un intenso satírico. Francisco Gregorio Billini, el gran hombre cívico y educador, entre sus actos literarios tiene incursiones en el teatro, con un drama Una flor del Ozama publicado en 1867. Más adelante, a finales del siglo XIX, grandes poetas se aventuraron a trajinar en el teatro, como Arturo Pollerano, Rafael Deligne y su hermano Gastón Deligne. Al inicio del siglo XX se estrenó el drama Consuelo, que fue un completo éxito. Su autor era un joven formado en París y buen conocedor del rico teatro francés: Ulises Hereaux, tenía maestría especial para preparar sus tramas y rematarlas con el final adecuado, por eso aunque su imaginación era escasa para crear teatro de primera calidad, escribio obras que fueron grande éxitos como: Genoveva, Los inmutables, El artículo 291 y Alfonso XII. Las verdaderas actividades teatrales puramente nacionales, nacen en 1946, cuando se funda por iniciativa del gobierno, el Teatro Escuela de Arte Nacional, activo propugnador de las casas teatrales. Ya antes un grupo de actores había brillado en el cielo artístico del país, como José Sola, Juan José Bravo y Divina Gómez. Muchos actores se formaron al calor del Teatro Escuela y de la Escuela de Arte Escénico, Jesús Lizan, Rafael Gil, cumbre dominicano del arte escénico; Freday Nanita, Marino Hoepelmán, etc. El Teatro Escuela fomentó y formó destacados dramaturgos FranKlin Domínguez (1931), conocido como el más fecundo de todos los dramaturgos dominicanos y siendo actor, logró que se representaran casi todas sus obras. Así mismo Manuel Rueda (1921) es un vigoroso autor teatral que con ¨La trinitaria blanca¨ logró un clamoroso éxito en la escena. Las otras obras dramáticas de ¨Rueda¨, ¨La tía Beatriz hace un milagro¨, Vacaciones en el cielo y Entre alambradas no hicieron otra cosa sino afirmar su prestigio y confirmar su primer triunfo escénico. Máximo Aviles (1931) buen poeta, escribió un drama de fuerte contenido emocional Las manos vacías que alcanzó gran éxito durante su estreno. Otros autores Américo Lugo (1870-1952), el magnífico poeta de la prosa y admirable ensayista tiene entre sus obras teatrales ¨El avaro¨ con pequeñas reminiscencias de Moliere y los monólogos ¨Víspera de bodas¨. También se destacan autores como Fabio Fiallo, el modernista Emilio Morel, Armando O. Pacheco, Franklin M. Burgos, que entre muchos otros, dejaron marcado el quehacer literario y cultural lucido con intensas manifestaciones teatrales a través de todos los tiempos.