El Castillo de Sam Lord, en Barbados, está dedicado a un pirata con ese nombre que colgaba linternas de las palmeras para simular las luces de los puertos y llevar a los barcos a los traicioneros arrecifes para, una vez hundidos, robar sus cargas.
A pocos pasos del majestuoso Convento de San Francisco de Asís y de la populosa Plaza Vieja, se erige el Hostal Los Frailes. Lo que en 1793 fuera la mansión del Marqués Pedro Claudio Duquesne, cuarto poseedor del título y Capitán de Navío de la Armada Francesa, visitada por la más fina nobleza de la época, dignidades eclesiásticas, autoridades militares, artistas de prestigio y la pléyade establecida o de tránsito en la Isla. El Hostal es hoy un lugar plausible para el disfrute de la voz del silencio y la reflexión en las placenteras tardes de la añosa ciudad. Enigmático e íntimo, dado a la contemplación y a la meditación que provoca el exquisito diseño de sus interiores, decorados con excelentes obras de arte, se muestra el lobby bar, sus veintidós confortables habitaciones -sólo tienen balcones las 4 minisuites- y un delicioso patio interior.
El Castillo de Sam Lord, en Barbados, está dedicado a un pirata con ese nombre que colgaba linternas de las palmeras para simular las luces de los puertos y llevar a los barcos a los traicioneros arrecifes para, una vez hundidos, robar sus cargas.