Alfredo Espino

(1900-1928 )
El Salvador
Escritores

Poeta Nacional

Ahuachapán, 1900 Alfredo Espino escribió una obra en versos caracterizada por formas y contenidos irregulares, proclive, en algunos casos, a la canción fácil, a la rima forzada o a la descripción obvia del paisaje. Los poemas juveniles de Alfredo Espino reflejan una situación personal, anímica. De igual forma, evidencian que fureon escritos en un medio social muy próximo al feudalismo agrario. Para él todo debería ser belleza, pues si la naturaleza era pródiga, igual debería ser el alma humana y el sistema social. Escribió únicamente 96 poemas, y gracias al entusiasmo de su padre, la generosidad de Alberto Masferrer, que leyó la recopilación de sus trabajos sueltos, y con el apoyo de un grupo de amigos y admiradores, sus poemas se reunieron en un pequeño libro al que se llamó “Jícaras Tristes” en 1930, el cual está dividido en seis partes: Casucas, Auras de Bohío, Dulcedumbre, Panoramas y Aromas, Pájaros de Leyenda, El Alma del Barrio; causó tal impacto en los medios cultos del país que, en pocos años, se convirtió en el libro preferido de diversas capas de la sociedad salvadoreña. La oficialización de los poemas de Espino es un fenómeno aún no explicado por quienes se dedican a la crítica literaria. Así, es considerado el Poeta Nacional de El Salvador, "cantor de las cosas sencillas del terruño". Recibió el elogio de casi todos los escritores salvadoreños: Claudia Lars, Trigueros de León, Hugo Lindo, Gallegos Valdés, Oswaldo Escobar Velado, Hernández Aguirre, por solo citar algunos.