En cada una de las 141 hectáreas del Jardín Botánico de Río viven los ejemplos más sobresalientes de la flora de Brasil y de otras partes del mundo. Las Palmas Imperiales están entre sus atracciones más espectaculares y fueron sembradas en 1809 por el príncipe regente Juan VI. Arboles gigantescos decorados con orquídeas contrastan con los enormes lirios, victoria-regis, bromelias, framboyanes y la vegetación tropical, lo que hace del Jardín Botánico un escondite favorito para los amantes de la naturaleza, los enamorados y todo aquel que busque paz y tranquilidad.