Contrastante con el congestionado entorno del centro de San Salvador, el Teatro Nacional construido en 1910, hoy monumento nacional, es uno de los edificios mejor conservados del centro histórico de la ciudad. Su estilo renacentista se destaca hasta en el último detalle y rincón. En su interior, donde sobresale el ocre terciopelo y los accesorios y adornos dorados, se guarda la solemnidad y funcionalidad de los teatros de la época con elegantes lunetas, palcos, foyers, camerinos, graderías y la bóveda pintada por Carlos Caña.