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Un pequeño poblado y puerto pesquero con playitas que se abren hacia una breve ensenada. Podrás pasear en lancha, practicar la pesca deportiva en los alrededores o practicar el surf.

Un pueblito ideal para el descanso, que conserva construcciones de paredes de adobe. El verde de los alrededores, contrasta con el tono rojizo de sus tejabanes. Está envuelto de pinos, robles y encinos, y seguramente, si te adentras en el bosque, encontrarás ardillas, venados, conejos, armadillos y hasta jabalíes. Su nombre significa ¨lugar de culebras y venados¨ (Amaxacotlán Mazacotla). Originalmente fue poblado por indígenas tecos y se fundó en la Hacienda del Atajo; a mediados del siglo XVIII hubo una reubicación del poblado que lo llevó al lugar donde permanece actualmente.

Escondido en la montaña entre la vegetación tropical, se asoma San Sebastián, un poblado con casitas de adobe y techos de teja de dos aguas. Sus habitantes conservan antiguas haciendas y fincas que están en pie desde la época de la Colonia; cuando estaba poblado por indígenas y portaba el nombre de Real de San Sebastián, era uno de los centros mineros más importantes de la Nueva España.

Llamada la laguna de siete colores. Desagua en la Bahía de Chetumal y en Hondo Río. En este pequeño espacio de ensueños, podrá disfrutar de su estancia en hoteles, restaurantes, boutiques y otras comodidades que se encuentran en la línea costera. Laguna Bacalar le ofrece la oportunidad desde pescar tranquilamente hasta emocionarse con juegos acuáticos como el windsurfing.

La bahía está bordeada por un malecón donde los turistas podrán caminar disfrutando de la fría brisa en las tardes, de sus restaurantes y cafés en el boulevard. Tiene un club de yates, centro de actividades, donde podrá pasear en botes, nadar y pescar y un reservorio acuático con manatíes.

Considerado uno de los mejores del país. Exhibe un mural de grandes dimensiones, en dos paredes monumentales de 123.17 m2 cada una. La impresionante obra, una alegoría de temas mayas realizada por el pintor tabasqueño Daniel Ponce Montuy.

El Centro de Interpretación y Convivencia con la Naturaleza Yumká -duende que cuida la selva o el que cuida de los animales y las plantas- permite conocer el ecosistema tabasqueño y ver a los animales en libertad. Además le ofrece al visitante una tienda de recuerdos y una cafetería e interesantes recorridos a pie, en barcos y remolques.En 1987, la zona fue decretada área natural protegida.

Un bello paraje de agua y piedras, de fácil acceso pero de baño atrevido; resguardado del bullicio callejero de nuestros días por una frondosa vegetación, cuenta además con restaurante y mirador bajo una gran palapa.