A esta bahía se puede llegar a través de la carretera costera Miguel Alemán. Es considerada como el mejor resguardo natural de la costa occidental mexicana; tiene seis kilómetros de longitud por tres de ancho y llega hasta cien metros en su mayor profundidad. Alcanzó gran importancia después del descubrimiento y conquista de las Filipinas por España, como base del tráfico con el archipiélago, China y Japón. En Filipinas, los barcos que hacían este comercio eran conocidos como "naos de Acapulco". A través de ella se exportaban productos como tabaco, pieles, madera y café. En ella se desarrollan y concentran las principales actividades turísticas con una iluminación multicolor por los lujosos hoteles, restaurantes y clubs nocturnos que hay a su alrededor.