Costa Rica

El teatro en Costa Rica comenzó a manifestarse en la época de la colonia, que como muchos otros lugares en Latinoamérica, los sacerdotes adoptaban historias u obras europeas con el afán de convertir a los indios en cristianos. Más tarde con la llegada de la independencia comienzan a ingresar al país compañías extranjeras provenientes de España, Italia, Francia, entre otros países europeos. Estas compañías muestran obras en galerones y otros lugares que se adaptaron como teatros, dada a la ausencia de estos aún en el país y que no tuvieron hasta finales del siglo XIX. Con el auge que alcanzan estos grupos teatrales a finales de este mismo siglo, el gobierno de Costa Rica y la oligarquía cafetalera de mayor poder económico de entonces, se plantean crear un teatro, el cual tuvo que esperar varios años para su terminación. El Teatro Nacional fue construido gracias a la visión del expresidente José Joaquín Rodríguez, quien emitió un decreto en 1890, que establecía un impuesto por cada saco de café que se exportara. El 19 de octubre de 1897, en una Costa Rica con apenas 76 años de independencia, estrenó el casi "utópico" centro cultural, con la interpretación de la ópera ¨Fausto¨, de Charles Gounod, ejecutada por la Gran Compañía de Opera Francesa Aubry. Desde entonces, algunos de los integrantes de los grupos que comienzan a visitar el país, se quedan por diversos motivos que les impiden retornar a sus países de origen, los cuales comienzan a impartir lecciones particulares a interesados que desean aprender el oficio. Este suceso, inicia la aparición en el país de los primeros grupos aficionados de teatro y más tarde los primeros profesionales. Con la llegada del siglo XX y específicamente a finales de la década del ´20, se inaugura el actual Teatro Mélico Salazar, que fue inicialmente conocido como Teatro Raventós, cuyo dueño José Raventós, adquirió la propiedad y decidió instalar en ella un teatro de zarzuela y operetas. A partir de 1929 presentó espectáculos tanto teatrales como cinematográficos, logrando un gran impacto en el público capitalino. En 1960 se le incorporó la nueva galería y una pantalla "cinemascope". Desde 1976 pertenece al Ministerio de Cultura Juventud y Deportes con el fin de convertirlo en una sala de espectáculos para el teatro popular costarricense. En la década del ´50, comienzan los primeros pasos hacia un movimiento teatral más serio. Con el nacimiento del Teatro Universitario y luego de la Escuela de Artes Dramáticas de la Universidad de Costa Rica, se logra dar el auge necesario hacia la consolidación de un teatro más nacional, que ya tiene un medio en donde mostrar sus trabajos al público, tanto de experimentación como de montajes tradicionales. Es en este lugar, precisamente en donde los primeros jóvenes actores, dramaturgos y directores costarricenses, tales como: Ana Poltronieri, Alberto Cañas, Guido Saénz, Daniel Gallegos, entre otros, logran sus mayores satisfacciones. El Teatro Universitario, desde sus inicios fue una entidad encargada de hacer los montajes más ambiciosos y costosos, que necesitaban el mayor número de actores y el mejor dispositivo técnico. Hasta que ya en la década de los años setenta, se crea la Compañía Nacional de Teatro, que adjudicada al Ministerio de Cultura, Juventud y Deportes y patrocinada por el Estado, comienza a jugar un papel importante dentro de este arte. Por otro lado, debido a diversas causas, tanto políticas como económicas, que sufren los países vecinos, se da en Costa Rica una segunda ola de actores, directores y técnicos que llegan al país, provenientes principalmente de Argentina, Uruguay y Chile; los cuales huían de las persecuciones que se desarrollan en sus respectivos países. Estos actores por su parte, se establecen y trabajan en Costa Rica, creando los primeros grupos de teatro independientes. Algunos de ellos han llegado hasta nuestros días, entre los cuales se encuentran: El Teatro del Ángel, dirigido por Lucho Barahona; el Teatro Carpa, dirigido durante muchos años por los hermanos Carlos y Alfredo Catania; y el Teatro La comedia, dirigido por Marcelo Gaete y Sara Astíca. Cada uno de estos grupos ha tenido una misión específica de acuerdo a lo que han deseado desarrollar en este campo, así como su visión del mismo. Es durante esta época en que el teatro de Costa Rica vive lo que se conoce como ¨Sus Años Dorados¨, por los diversos montajes innovadores que se realizaron, bajo la dirección de personalidades destacadas como: Atahualpa del Cioppo, Lenín Garrido y Huberth Salcedo, entre otros. Durante este período se ponen en escena, no solo obras de dramaturgos extranjeros, sino también se estrenan obras nacionales, las cuales comienzan a ser montadas por diversas Compañías, y que cuentan para entonces con elencos más estables, que han variado muy poco con el paso de los años. En la actualidad el quehacer teatral costarricense se puede clasificar en tres grupos: Grupos Independientes: Buscan un nuevo lenguaje teatral. Obtienen el financiamiento de sus montajes, por medio de convenios con empresas o instituciones ligadas al arte o de carácter público o privado. Generalmente no cuentan con sala propia, ni tampoco con un lugar fijo en donde ensayar. Teatros Privados: Se impulsan con el afán de hacer dinero. Generalmente montan obras con temas superficiales, que no le dejan ningún mensaje al público; aunque existen algunas excepciones. Este tipo de agrupaciones cuenta con sala de ensayos propias y su respectiva sala de representaciones. Grupos o Teatros Apoyados por el Estado: Son los encargados de poner en escena los clásicos de todos los tiempos y los montajes más costosos y con mayor número de actores. Algunos ejemplos son: La Compañía Nacional de Teatro y El Taller Nacional de Teatro. La Compañía Nacional de Teatro de Costa Rica se ha dado a la tarea en los últimos años no solo de montar los clásicos vigentes de todos los tiempos, sino que también de darles cabida a los dramaturgos costarricenses para que así tengan un lugar en donde dar a conocer sus obras. Esto de alguna forma contribuye al mejoramiento de la corriente teatral del país. Dentro de este marco se puede mencionar los montajes realizados durante el año 1994 bajo el nombre de ¨Nuestro Teatro¨, que no solo fue presentado en San José, sino que también fue llevado a otras provincias y con resultados exitosos. Diversos grupos como: Abya Yala, Teatro Skené, Núcleo de Experimentación Teatral (NET), Teatro Tres, Grupo Brecha, Grupo Calufa, Teatro Giratablas y Teatro Ubú, se han dado a la tarea de ejercer la experimentación; cada uno se especializa en un campo específico, buscando un estilo propio que los identifique y los separe de los otros. Algunos de los montajes mas acertados e innovadores realizados por estos grupos en los últimos años son: ¨K carta a mi padre¨, NET; ¨Rinocerontes¨, de Boquitas Pintadas-Teatro Tres; ¨Barriendo Sombras¨, de Teatro Ubu; ¨500¨, de Teatro Skene; ¨El Caso Othelo¨, de Teatro Universitario-Abya Yala y Rhytos, entre otros. Estos no han sido solamente innovadores por su estilo, sino que también por la forma de transmitir el mensaje que estos llevan implícito dentro de si mismos. Es meritorio destacar los considerables conocimientos que aportan los Festivales Internacionales de las Artes, los que han contribuido de alguna forma al avance tecnológico y artístico del teatro costarricense. Esto es notable, con el uso que se le brinda también a la ambientación escenográfica, luces, sonido y efectos especiales, llevado a cabo en los nuevos montajes que se desarrollan en los diferentes teatros del país. Esto se debe principalmente a los pequeños talleres que los especialistas extranjeros, imparten a los técnicos costarricenses dentro de la realización de los festivales.
Sin embargo, desde hace varios años, el teatro tico atraviesa una grave crisis. Esta crisis es el resultado de la tendencia general de los teatros (como entidades empresariales) a buscar la más rápida recuperación de lo invertido en la puesta en escena. Como consecuencia inmediata, a pesar de la gran cantidad de teatros y de la variedad de la oferta, la mayoría de las obras disponibles al gran público está basada en comedias de situaciones, carentes de introspección.