San Francisco de Paula evoca a Hemingway 220 años después

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San Francisco de Paula, la pequeña villa situada al sudeste de La Habana, donde se encuentra enclavada la finca rústica La Vigía, donde Ernest Hemingway pasó la mayor parte de los años de su estancia en Cuba y escribió algunas de sus más populares novelas, se apresta a celebrar 220 años de su fundación. Con poco más de 22 000 habitantes en la actualidad, el poblado debe su origen y nombre a la Ermita de San Francisco de Paula, primera edificación levantada en el territorio, formalmente inaugurada el 2 de abril de 1797, cuando el santuario inició sus servicios religiosos. No obstante, según algunos autores, su historia se remonta a 1774, cuando el isleño de Canarias Agustín Francisco de Arocha promovió la colecta de limosnas para la construcción del inmueble de mampostería y entregó tres estancias para el sostenimiento de la Ermita.
A partir de su apertura, comienzan a formarse el núcleo urbano original, que todavía a mediados del siglo XIX contaba con 7 casas y 53 habitantes. Su prosperidad crece a partir de la construcción de una carretera que a principios del siglo XX era considerada la vía mejor trazada y terminada del país, que posicionó a San Francisco de Paula como paso obligado de todos los viajeros que ingresaban a La Habana o salían hacia el interior del país. La notoriedad internacional comenzó con la llegada de Hemingway a la localidad, a comienzos de la década de 1940, después de su regreso de la Guerra Civil Española, cuando abandonó su antiguo refugio en el Hotel Ambos Mundos, ubicado en la parte colonial de La Habana, próximo al puerto.
Fue la periodista y escritora Martha Gellhorn, con quien el escritor estadounidense sostenía un apasionado romance, la que descubrió en los clasificados de la época el anuncio de la venta de la finca rústica, situada sobre una colina, a unos 15 kilómetros al sudeste del centro capitalino. Su enamoramiento con el paisaje local y la vista panorámica que permitía alcanzar en la lejanía el océano, le pareció ideal para que Hemingway leyera, escribiera, descansara, imaginara sus protagonistas y recibiera solo a visitantes invitados.
Los estudiosos de su obra estiman que en varias de sus crónicas periodísticas y en su novela Islas en el Golfo reseñó con aprecio y lujo de detalles –a través del protagonista Thomas Hudson- la casa y su entorno.
La comunicación del escritor con la población local fue inmediata y amistosa a lo largo del tiempo. Cada año, al aproximarse el 2 de abril, fecha de conmemoración de las fiestas patronales, el viejo Papa –como ya era llamado por amigos y vecinos- era uno de los que aportaba fondos para la celebración, que incluía misa y venta de cerveza en las calles.
Todavía hoy los herederos de aquella relación amistosa recuerdan y mantienen vigente la colaboración entre el propietario de Finca Vigía y sus vecinos, sobre todo los chicos, con quienes departía en juegos de béisbol y otras travesuras. La celebración del aniversario 220 de San Francisco de Paula este año abarca un programa que se extenderá desde este fin de semana hasta el 2 de abril e incluye desfiles de la banda rítmica de una de sus escuelas primarias, fiestas populares animadas por grupos locales y conocidas orquestas nacionales.
La localidad, que exhibe y cuida con celo la Casa Museo Hemingway, escenario de varias películas que han sido filmadas allí, así como de una permanente peregrinación de turistas, se empeña en imprimirle hospitalidad y el mayor colorido a los festejos.

Tips

Las playas costarricenses que se extienden hacia el Pacífico son de arenas más oscuras que las del Caribe. Esto se debe a que son de procedencia volcánica.