Rep. Dominicana

La llegada de los españoles en la última década del siglo XV provocó una transformación total. Los elementos culturales aborígenes fueron absorbidos o reemplazados, mientras se afincaban con vigor los de la cultura metropolitana como la economía, idioma, religión, artes, leyes, costumbres, etc. Apenas sobrevive en la cultura dominicana actual un puñado de rasgos de la cultura taína. A mediados del siglo XVI quedaban pocos sobrevivientes de las poblaciones originarias, razón por la cual el componente étnico indígena es de menor peso en la composición racial de los dominicanos de hoy. La Española fue el primer territorio americano que contó con arzobispos, virreyes, teólogos, juristas y escritores y rápidamente se convirtió en el principal centro de actividades intelectuales del continente. En 1538, el Papa Paulo III, instituyó la primera Universidad de América, llamada Santo Tomás de Aquino (dirigida por dominicos), con los privilegios de la Alcalá de Henáres y Salamanca. Ésta funcionó durante varios siglos, a pesar de las vicisitudes provocadas por sus guerras y ocupaciones, para reaparecer en el siglo XX con el nombre de Universidad de Santo Domingo. En el campo arquitectónico surgieron las primeras edificaciones; mientras en el campo de las letras las primeras crónicas que reflejan la experiencia americana tuvieron una fuerte impronta testimonial, como lo prueban el Diario de Cristóbal Colón, la Historia natural y general de Indias de Gonzalo Fernand de Oviedo, y la Historia de las Indias de Fray Bartolomé de las Casas. La poesía y el teatro quedaron relegados a un segundo plano y sólo después de transcurrida la primera mitad del siglo XVI hubo poetas y dramaturgos cuya obra no es comparable cuantitativamente con la de los historiadores y cronistas. La segunda mitad del siglo XIX se caracterizo por una vertiginosa sucesión de acontecimientos: guerra para contener las invasiones, aparición de férreas dictaduras, entre otros muchos sucesos. En ese mismo lapso tuvo lugar un auge de la actividad artística intelectual y docente. En primer plano están los que, influidos por las ideas positivistas de Eugenio María de Hostos, que integran la nueva escuela, caracterizada por su orientación laica, nacionalista y democrática. Sus ideales fueron factores cardinales en la cultura en las postrimerías del siglo XIX y principios del siglo XX. En el siglo XX, durante las tres primeras décadas, las letras y las artes evolucionaron en medio de las dificultades que imponían un ambiente sociocultural restringido y una censura alerta, sobre todo en los últimos dieciséis años de la era. Paradójicamente, el Estado diseñó un programa que dio impulso al arte y la literatura, entre las expresiones poéticas vigorosas que se desarrollaron en Santo Domingo se encuentra la de los llamados Poetas Independientes, que no formaron grupos ni se aglutinaron en tomo a un programa específico. Por otro lado, se hallaban los integrantes de la Poesía Sorprendida, influidos por el surrealismo y las vanguardias europeas y como adversarios del localismo regionalista y la pobreza cultural; actualizaron la literatura dominicana, integrando el legado de los clásicos antiguos y modernos e incorporando a la práctica poética las expresiones más innovadoras de la poesía europea. A ese esplendor de la cultura dominicana durante la era de Trujillo, contribuyó de manera especial la inmigración europea y que se convirtieron en puntuales de las nuevas corrientes literarias y artísticas, y de la renovación espiritual del pueblo dominicano. La presencia española en Santo Domingo alentó también una renovación de la plástica nacional. Españoles de sólido prestigio artístico, lo es el pintor José Gausachs, el pintor y muralista José Villa Zanetti, el escultor y pintor Antonio Prats, convirtiéndose en una de las figuras más importantes de la plástica dominicana. Todos los “Ismos” se dieron cita para impulsar los trabajos de maestros dominicanos que, como Yoryi Morel, Darío Suro y Jaime Colson, formaron el primer trío sobresaliente de pintores dominicanos. A ellos pueden sumarse otros nombres como Gilberto Hdez, Clara Ledesma y Mariela Jiménez. Los dominicanos cuentan hoy con pintores y escultores bien establecidos en grandes ciudades como Paris, Munich y Washington, y algunos han obtenidos galardones en concursos y bienales de prestigio. En lo que respecta a las letras nacionales, se debe destacar obras publicadas en los años ´60 y ´70, las cuales poseen ese carácter testimonial, nacionalista y comprometido que permea a las letras de cualquier país en épocas de grandes conmociones sociales. En 1974 se produjo un viraje, cuando el notable músico y poeta Manuel Rueda creó el Plurarismo, un movimiento integrado que incorporó a la práctica literaria los aportes de las vanguardias, desde Mallarmé hasta Huidobro y Octavio Paz, todo ello en el marco de una visión antillana. Durante los años ´80 se verificó un auge en la narrativa criolla impulsada por un intrépido grupo de cuentistas y novelistas que han alcanzado niveles de excelencias. Una de las novelas capitales de ese periodo es Sólo cenizas hallarás (Bolero) de Pedro Vergués, quién ganó con esta obra dos premios en España: El Blasco Ibáñez, y el de la Crítica.Existen en el país varios concursos de poesía, novela, teatro al que cada año acuden numerosos participantes. Existen grupos de mujeres escritores, asociación de escritores de provincia, tertulias literarias, etc.En los últimos 30 años, la sociedad y la cultura dominicana han experimentado una profunda modificación. Uno de los rasgos más atractivos de la cultura dominicana es la pasión de su gente por la música, y su gran sentido rítmico, que despliega en cada fiesta. El merengue se ha convertido en el baile nacional por excelencia, gracias a la actividad desplegada por una serie de compositores, entre los que sobresale Juan L. Guerra. Ligada a esta contagiosa manifestación popular, los dominicanos cuentan también con representantes de la música culta, directores de orquesta, solistas, bailarines y cantantes que han sabido representar al país. No se puede olvidar la belleza de sus carnavales, a través de los cuales se han ido incorporando expresiones de indios, criollos, europeos y otros personajes a nivel de fantasía, además de otras celebraciones populares como es el caso de las fiestas patronales. El país cuenta en la actualidad con una amplia infraestructuras culturales dentro del área del Caribe que da fe del desarrollo alcanzado. En consecuencia, pueden mencionarse ejemplos como: - Las Academias: Academia Dominicana de la Lengua (1927); Academia Dominicana de la Historia (1931); Asociación Medica Dominicana (1941). - Bibliotecas y Archivos: entre los principales del país se encuentran en Bani, Biblioteca Padre Billini (1926); Santiago de los Caballeros: Biblioteca de la Sociedad de Amantes de la Luz (1874); Santo Domingo: Archivo General de la Nación; Biblioteca Nacional (1971); Biblioteca de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (1458); Biblioteca Dominicana (1914). - Teatros: El Teatro Nacional, situado en la Capital, ofrece recitales de ballet, danzas folklóricas, conciertos, opera, exhibiciones de arte, etc. Funcionan también el Coro Nacional, la Orquesta Sinfónica Nacional, el Teatro de Bellas Artes y otras compañías teatrales, entre otras muchas instituciones culturales como Museos y Galerías, entre otros que en general contribuyen a conservar y hacer prevalecer la cultura del país.