Estados Unidos (EUA)

Los emigrantes procedentes de Europa han caracterizado el desarrollo de la ciencia y la cultura de los EU a lo largo de todo el siglo XX, asimilando y desarrollando las corrientes llegadas al país con los inmigrantes, artistas, pensadores y científicos de todas las ramas, que hallaron en las instituciones estadounidenses los factores necesarios para el desarrollo de sus proyectos. La huella cultural española, tanto de origen colonial como a través de los pueblos hispanoparlantes absorbidos por la expansion, se refleja en un amplio espectro. En 1640 se imprimió el primer libro en tierra estadounidense y surgió la figura de Benjamín Franklin, primer intelectual estadounidense de renombre universal. Durante el siglo XIX, Edgar Allan Poe (Poemas, 1831; Los asesinatos de la calle Morgue, 1841), Herman Melville (Moby Dick) y Washington Irving (Cuentos de la Alahambra) fueron seguidos por una pléyade de nuevos valores netamente estadounidenses, como el poeta Walt Whitman (Hojas de Hierba) y el novelista Mark Twain (Tom Sawyer). Jack London prestigió la novela de aventuras. Después de la primera Guerra Mundial surgió la llamada ¨generación perdida¨, caracterizada por el desencanto y a la que se adscriben John Dos Passos, Scott Fitzgerald, Henry Miller, Thornton Wilder y Ernest Hemingway, todos ellos novelistas, además de Ezra Pound, poeta. Los “nuevos realistas” de los años 30 están representados por John Steinbeck, J. Thomas Farrell y Richard Wright, con el inclasificable William Faulkner. En el teatro descollaron Eugen O'Neil y Arthur Miller. Después de la Segunda Guerra Mundial predominaron los tonos duros y desgarrados de Truman, Capote, Carson Mc Cullers y Norman Mailer, en la novela, mientras que en el teatro aparecían valores como Tennessee Williams o Edward Albee. Los pioneros fundadores de Estados Unidos trajeron consigo su música: canciones y bailes, cánticos, himnos, y cierta musica formal. Entre estas, fue la música religiosa la que predominó sobre las demás. Las melodías para los cantos de alabanza fueron trasmitidas principalmente por tradición oral, y sirvieron de base para gran parte de la música colonial. Como parte de la cultura de Estados Unidos se destacan: el jazz, el pop y el rock, orquestas sinfónicas, ópera, música de cámara, blues, música folclórica, música country, música bluegrass. Al igual que en el arte gráfico, esta rica herencia musical es también producto de numerosas influencias. La más importante ha sido la interacción, con frecuencia conflictiva, entre las tradiciones clásicas europeas y la vitalidad de las expresiones regionales y étnicas. Edward MacDowell, es considerado el mejor compositor de música del país a finales del siglo XIX. Intimamente ligada al desarrollo de la música moderna estaba una nueva forma de arte, la danza moderna, que surgió en los primeros años de este siglo. Al rechazar las técnicas del ballet clásico, sus innovadoras buscaban expresar los más elementales e inmediatos sentimientos humanos en prácticas adecuadas a la época moderna. Entre las primeras defensoras de tal actitud estaba Isadora Duncan (1878-1927), quien acentuaba el movimiento puro, no estructurado, y anhelaba crear una danza "que pudiera ser la expresión divina del espíritu humano mediante el movimiento del cuerpo". No obstante, la tendencia principal de la danza moderna nació del trabajo de otra de las primeras bailarinas y coreógrafas, Ruth St. Denis (1877-1968), quien con su esposo y socio, Ted Shawn, encontró inspiración en el pensamiento y la filosofía orientales. Doris Humphrey (1895-1958) para su inspiración atisbó al exterior, hacia la sociedad y los conflictos humanos. Martha Graham (1894-1991), enfatizó los principios que conducen a la pasión interior, fundados en el acto de la respiración. Merce Cunningham (nacida en 1915), introdujo la improvisación y las formas aleatorias en su trabajo. Alvin Ailey (nacido en 1931) marcó nuevos caminos en su exploración de elementos de bailes africanos y música negra. Twyla Tharp (nacida en 1941), quien ha creado una danza a partir de las más variadas formas, como el video experimental, el ballet, el cine y el teatro de Broadway, para su propia compañía y para otros. La pintura estadounidense ha contado con artistas de primer orden a partir del siglo XVIII. Contemporáneos de la lucha por la independencia, los acontecimientos les sirvieron de temas para sus cuadros y retrataron a muchos de sus prohombres. Se destacaron figuras como: John Singleton (1738 –1815), Charles Wilson Peale (1741-1827), cuyos tres hijos fueron también distinguidos artistas. En el siglo XIX se destacan: William Morris Hunt (1824-1879), George Inness (1825-1894), Jeame Mac Neill Whistler (1834-1903), uno de los mayores artistas de su época; Thomas Eakins (1844-1916), que cultivó también la escultura; Mary Cassatte (1856-1926), una de las figuras de mayor renombre del impresionismo; John Singer Sargen (1856-1925) tan célebre como Whistler; Max Field Parish (1870-1966) y otros más. En el siglo XX: Robert Motherwell (1915-) fundador del llamado “tachismo”, Andrew Wyeth (1917-), Ray Johnson (1927-) y otras personalidades. En la escultura solamente se registran figuras meritorias a partir del siglo XIX y el primero de ellos es Horatio Greenough (1805-1852), posteriormente se destacan otras personalidades dentro de esta rama.